miércoles, 20 de junio de 2007

POEMARIO CIUDADES DONDE TE NOMBRE / LINA ZERÓN

Ed. Unión y UNEAC, La Habana, mayo 2006


I

Justo cuando las puertas cierran sus párpados
comienzan los reencuentro que no terminan,
derroche de cielos taciturnos,
lápiz azul sobre la incrédula noche
derramando estrellas de incertidumbre.

Entre jardines sucios de relojes detenidos
besos que traspasan las alas de la espera
rebosando copas de no me olvides,
un soplo de amor irrepetible,
una canción,
un grito,
un beso
y mi cuerpo asombrado con tus manos
pleamar de gaviotas sobre un solo barco
atesorando suspiros por ley de amor.



II

Aquí me tienes
sacudiendo mi cabellera en el balcón
de un séptimo piso,
una vez y otra vez un alma y dos sombras
en esta ciudad donde me gana el ímpetu.

Desde el interior broto hacia la espuma,
desde el vaivén de espejos mudos
tu recuerdo vuelve en abanico de suspiros,
como sed que todos los molinos sacia,
como sueño al borde de los besos.
Aquí estás.

Sobre el caudal de mi cuerpo ramos de abril
ondas de calor que en tormenta estallan
en el ir y venir de los tranvías de tu no ausencia.


III


En esta ciudad cada noche danzan cien hongos
con tres sucios vasos y un delantal percudido,
las cuatro estaciones en un muro de piedra tintinean,
tiritan en cada nota cálidas fantasías,
tres acordes fusilan somnolencias
el eco de Mozart ilumina la noche
y las risas caen sobre vasos de whiskey
perdiendo la partida con la luna llena.

IV


Como fiera vengo a sublevar tu cuerpo
invento pecados en cada esquina con olor a perro
tormenta agridulce en la piel.

Uncida a ti como fecundo sueño,
invento un corazón de simples sombras
y te hundo en el abismo de mi tierra primigenia.

Ahora el amor es un ciudad furiosa
donde todas las mañanas mis besos cohabitan en tus muslos
alfabetos secretos muestran secretos alfabetos
socava tu desnudo acero en la eternidad de mi laberinto
liando humedades en el roto polvo de mi espejo.


V


En qué inmensa amante estás pensando
estalactita de acero que en la noche penetras
no escucho tu jadeo de encendido gato
ni el aullido de lobos buscando tu sombra.

Bajo tu gabardina de nubes entre abiertas
tras sus velos haces sonreír a las viejas
y sonrojas los pómulos blancos sin afeites.

En tus entrañas nadie sabe del veneno azul
ni el secreto de tu congelada pasión conoce
ni el millón de voltios que necesitas
para poder venderte en tu caja con pilas
en los sex shops de la ciudad ciega.


VI


Mi ropa cae sobre tu estremecida ropa
rueda un manantial rebosando de ganas
en las avenidas de un follaje encendido.

Despierto en cualquier hotel sobre sábanas exhaustas
en las aguas me sumerjo de tu lánguida fuente
y en la brisa de mi vientre renacen las ganas
Y en esta ciudad poblada de autos es donde me pregunto
¿Cómo engañar la existencia
sin volver a dibujar tu espalda
con la punta de mis lengua?.


VII


Cuelgan ventanas de olvido amores etéreos
velamen de un tren en el infinito de la niebla.
A las doce horas de cualquier día pulsa un corazón.
A las veinte horas barajas toneles de adioses.
Mis aretes,
tu reloj,
mi falda,
tu billetera,
mis pantaletas junto a una copa vacía.

Es posible soñar en medio de todas las denuncias,
el rubor ha invadido la blusa haciendo tiritar mis botones,
siento el galopar secreto de cinco profundos jinetes
y mi ciudad añora frescas ganas de labios humedecidos.

Pon un ultimátum a mis excusas de concreto,
En pedazos rompe mi indecisión de acero;
aquel es libre porque nunca dice que no a nada,
libre es aquel que se sumerge y toca el fondo
hasta que el guiso del amor en los labios se fermente.
VIII


Que Virgilio y Dante no me lleven con ellos a la muerte
a ese quinto infierno donde se toca nadie,
donde ni besar puedo tus más deliciosos pecados
hambre soy, sed, deseo, angustia
celestial zumbido de campanas de lujuria
todo está tan neón,
tan cristal,
tan fundido plástico en forma de cuerpo.

Deja quitarme el olor a tarde,
a smog
a sociego.

Borrar la conjura de los años en un siroco de locura
desflorar sombras de auroras mientras duermo
abrazada al vacío que forma de tu cuerpo la ausencia
donde estoy sin piel,
sin voz,
sin esqueleto en medio de tu fuego...

Por eso me niego a acompañar a Dante y Virgilio
al quinto infierno
para no complacer a la muerte
cuando te hayas ido de esta ciudad
prostituida de vivos muertos.




XIX

Se lo que quieres,
murmuró tu sombra a mi oído:
tu lengua bruma alertó mis poros,
manos de viento sobre mi cuerpo serpentearon,
tu respiración mantra mi negro terciopelo desordena
un “te quiero” se asfixia entre mis muslos,
sin prejuicios tu amor erguido en la miel se hunde
erosionando la piel de mis labios laberínticos
y el santuario inconcluso de esta lejana ciudad
sobre mi cama su caluroso veneno derrama .



X

Agudos son tus labios,
segundos de infinito en mis labios.

Llameantes son tus ojos,
faros del fin del mundo en el que ardo.

Lluvia en la sed de mis llanuras.
tus copiosos besos.

Amo tus tenaces manos solidarias,
con las experimentadas cuerdas de mi cuerpo
haciendo milonga, guajira, tango.
.
Con enérgica tensión mis muslos te someten
tu pálpito de hierro penetra mi hoguera
y líquido tu fuego corre de mi greda al centro.

Y sólo así,
en el amanecer de los sonidos simultáneos
rebosan de gusto los recuerdos en esta ciudad del mate.


XI


Un hombre desnudo en mi mente
es como una cita con los sueños,
el abrir de un abanico de deseos
una fiesta de oro y fuego,
en las tinieblas de la luna.

Un hombre moreno desnudo en mi cama
es como un océano hermosamente libre,
un barco deslizándose hacia un rojo horizonte,
una canción de olas y gaviotas,
un eco multiplicador de caricias.

Un hombre moreno, joven
y desnudo sobre mi cuerpo
es poseer corcel y jinete
al mismo tiempo
en esta ciudad de eterna primavera.


XII


Oh mi amor de cordillera delgada y orgullosa,
de millones de litros de agua dulce bajo tierra,
eres respiración de vida dentro de la vida,
en mi pradera creación de húmedos sonidos
sobre mi cuerpo ondeas tu liviano cuerpo
tus palabras de más palabras son creadoras ,
tu amor hace brillar luz dentro de mi luz,
y juntos sembramos risas en el bosque de las ansias.

A veces quisiera ser libre como los delfines,
como las águilas y los cóndores, libre,
como las mariposas y las golondrinas, libre
como los ríos y los mares, libre,
pero el alma en mi ciudad de semillas germinadas
me atan a esa otra tierra tan distante de tu cordillera.

No permitas que las millas de amor recorridas se agoten
ni se cansen nuestras bocas de llamarnos a lo lejos
ni acabe este amor que surgió en la melodía de tus labios
ni la distancia entre nuestras ciudades nos aleje.


XIII


Voy a comerme esta ciudad con olor a mango
a níspero, a limón, a coco.
Llevaré en el bolsillo de mi camisa esta ciudad
olorosa a jazmines y gardenias
a flor de clima caliente,
a fruto de clima frío,
a brisa de dulce lluvia
a marea templada.
Toda esta ciudad me sabe a ti
agua de mis mares,
hombre creado con lo mejor de ésta tierra,
mezcla de humedad y fuego,
de tierra y sal,
de agua y desierto
de bellas aves y salvajes felinos
y en esta ciudad tu olor animal persigo cada noche,
guerrera sin reposo ni tregua te busca
en esta ciudad que me incita a la batalla definitiva,
la de amarnos a destiempo.


XIV


Ven amor, ahoguémonos entre las aguas
del río de esta ciudad con rostro de postal,
aquí esconden el brillo de la palabra tras un libro,
no hay cometas de sonrisas en los rostros
con el canto de la niebla matutina traficaron
el saludo se tragaron del brillo de los ojos.

Ven amor, perdámonos entre sus galerías
rehagamos la poesía entre los lienzos,
yo dormiré con Van Gogh en el antiguo tren
amaré sus campos de trigo siempre despeinados
aquel amanecer detrás del color intenso de su iglesia
y el cuchillo con el que mutiló su cuerpo esconderé .

Vamos amor, la Torre de acero decoremos con poemas
te regalaré las luces que ciñen su cintura cada noche
los tres mil escalones para llegar a la cumbre
y la vista del Río donde en su lecho duermen
tantos cadáveres de juglares y desesperados amantes.

Caminemos por esta ciudad boutique amor
por la isleta donde cada piedra y cada muro,
guarda en su alma una historia distinta,
donde cada café alojó en su vientre a un poeta
y el canto de los pájaros de trapo.

Ven amor, tomemos un buen vino
ésta vez yo lo escojo,
las pulsaciones de tu vientre mediré
la lluvia de tu anhelante cuerpo beberé
y nuestra simiente dejaremos en esta ciudad Luz.


XV


Desapareció tu sonrisa de verde campo
al arribar a mi ciudad de tráfico y espectaculares
en rojo semáforo tus ojos de niño se tornaron

temblabas como ciudadano ante agentes federales
te amedrentó de payasito de crucero mi hambre
o mi paso a desnivel rodeado de vagabundos
más la historia de amor ya estaba escrita
era ese trozo de pan que anhela el lavacoches
esa paz necesaria para una casa junto al metro.

Te mostré la guía roji y te conduje por mis anchas avenidas
tus besos de fluido viaducto sedujeron mi eje central
y nos dejamos conducir por el doble piso del periférico
hasta llegar a la diagonal donde se unen los caminos.

Tras mi vehículo sin permiso como patrullero te lanzaste,
no me leíste el reglamento de transito. Y me dejé multar,
subimos al transporte público tomados de la mano
entonando sentidas canciones de chicos de microbús.

se tatuó en nuestros cuerpos el smog y citadino el ulular
en un abrazo de hora pico quedamos atrapados
y la lluvia de nuestras ganas pintó de azul la gris ciudad.


XVI


En la antigua ciudad de los Papas
está la miel que hoy nos endulza.

Lindo es volver a seducirte sin tregua a cantar a la joven primavera
a encontrar el brillo renovado de tus ojos,
a sentirte como un salvaje tigreperdido en mi ávida caracola.

Y esta ciudad medieval no olvida
los rayos desprendidos del infinito
como yo no olvido que fuiste alpiste
para esta moribunda ave
en la llamada muda de tus manos tendidas.

No creas que eres un amor a la sombra
siempre fuiste luminoso rayo,
un amor en conciencia,
razón,
y orgullo....
y a ello añadámosle pimienta,
cebollas,
lechugas frescas,
pastas de Milán,
Crepas de Bretagne,
olivas de Albi,
girasoles de San Terenziano
pero también las dormidas flores en el féretro de van Gohg,
los cuadros de los castillos de Loir
en cada rincón donde sembramos nuestros besos.

Mas transparencia que la vivida y por vivir
no existe en las entrañas de las nubes,
El corazón tan sereno y firme,
es como echarse a la mar sin preocupación a hundirse
y flotar de un continente a otro,
ir cada noche a dormir en una estrella diferente,
mismo un estornudo tuyo a suspiro me sabe a mi.

¿Porqué dices que te escondo?
Si la espuma del mar no puede ocultarse.


XVII

En esta ciudad donde muchos entienden de pintura,
donde se elaboran grandes guiones de novela,
se degustan excelentes vinos,
y se escucha el acento de lenguas extranjeras
ardería toda la poesía del mundo
para elaborar con las cenizas el mas cálido de los nidos.

A veces el amor calla como oxidada llave
de apolillado candado en ésta ciudad,
se dona en pequeños sorbos cotidianos
o se esconde tras la espalda de los leones que la cuidan
y no se sabe si es dúctil caricia de mañana
o agria puñalada en el silencio de la sombra.

En ésta ciudad dónde almas de judíos
reposan en un desordenado mausoleo,
sembraría magnolias en esa morena tierra,
a ciegas cruzaría el gris Danubio,
cubriría de palomas la azotea de mi casa,
y de arboladas constelaciones vestiría mi ventana
para refrendarte el amor que por ti siento.



XVIII


Ven a esta ciudad donde los músicos encuentran refugio
ofreciendo su música de montañas y viento,
donde los amantes siembran besos para los días lejanos,
los magos sacan ilusiones de una caja de zapatos,
los artistas tejen sueños de añil y ladrillo,
mientras cuelgo transparentes guirnaldas en mis labios,
para llenar de absurdos los domingos,
buscar el mejor paisaje y extender mis doradas alas
para cobijar este amor o permitirte volar si es preciso
en ésta ciudad donde he arrancado los destellos de la duda
y he aprendido a amarte con todo y compromisos.








XIX

Tus caricias floresta de luna en otoño
desgajan el trigo de mis doradas ramas,
me baño desnuda en tu voz ululante,
en el incienso de tu huella de fuego
y no comprendo el porqué de tus silencios
en ésta ciudad dónde las olas se comen la arena.

Tus lágrimas nube de aves descalzas
bandada que como verano se desborda
sembrando acantilados en mis jardines.
Me amas con impía pureza de héroe.

Tu silencio conversa con árboles de tu especie
se confunde con los arrumaco de la brisa,
yo me fragmento, me alargo, me enredo
y no consigo llegar a la altura de tus labios.

Todo se vuelve tan negro,
tan vago,
tan sin sentido,
profunda cicatriz en noches de duelo
sin tu voz,
y así,
así, en verdad
es difícil llevarte en el libro de mis afectos.



XX


Nunca lo supe pero ahora dicen que nací en un patio traseromás viejo, mas antiguo que los árboles mas altos del nortecon más historia que la siniestra casa blanca de enfrente.Aquí la hierba se cultiva con indigno y contento desordenpara que allá la consuman y disimulen sus conciencias mientras sus hijos empuñan armas en los colegiosy sus padres empuñan armas en los mercados,mientras las madres pintan de sal las bolsas negras y el amo de casa practica golf cada mañana.Vivimos en el patio trasero más grande del mundopero no conocemos el miedo del ántrax ni el detector de metales para niños, ni el miedo silenciado con drogas militaresni arco iris de alarmas sonando en la nocheni los aviones, mortíferas aves, son escoltadas por Rambos.En nuestro patio trasero crece el maíz sin pesticidaslos huevos son de gallo y de gallina,las vacas engordan con forraje y no con las hormonas.Poseemos flores, remedios, recursos naturalesy un sin fin de tradicionales comidas: mole, arepas, asados, moros con cristianos, cara pulcra,postres de frutas frescas y frutas cubiertas de azúcar,dulces de coco, de leche, membrillo, guayaba…Y uno que otro Mac donals.Hay rosas, claveles, azucenas, gladiolas,hortensias, margaritas y para los novios: azares;Y en años pasados la bella amapola que ahora es prohibidaporque el amo del norte la usa para hacer drogas finas.Tenemos ríos, lagos, mares de verdes y azules tonalidades, playas de arena dorada, blanca y morena.Volcanes, bahías, ensenadas, cascadas, desiertos,ojos de agua, cenotes, selvas y bosques.Ciudades prehispánicas, coloniales, modernas, modestos pueblos y grandes zonas industriales.Oro, plata, petróleo, hierro, cobre, uranio, la mano creadora del artesano y brillantes cerebros.Aquí no se fabrican poblados enteros con jardines artificialeshabitados por rostros de plástico con dinero de plásticoque piden para llevar su comida de plástico en dogui bags.Pobres vecinos del norte que dependen para vivir de los recursos de este hermoso, vasto y altivo patio trasero.




XXI


Por esta ciudad de sangre coagulada camino
trozo de tierra perdida en el temblor de los ojos
de tanto andar se agrietan mis talones
están rotos como el aliento de tantos hombres.

Bocas con cierres de doble refuerzo
ante los agujereados trajes que llevan puestos.
Todo se mece en la ribera de mi entendimiento
y no comprendo porqué la aceptación de tanto absurdo.
Amor mío,
amor mío ¿dónde están tus brazos?
¿dónde tus besos para continuar en este barco que se asfixia?
¿La aceptación del precario pan de cada día?

Esta ciudad de bronceadas piernas a la espera de un cliente,
de faroles con tarifas que naufragan
oxidadas tuberías, camino.

¿Cuándo el furor de la lucha se diluyó en el mar?
¿Por qué ahora el tiempo es un reloj averiado?
Cuánta desolación bajo este opresivo techo
labrado en la confianza de un mejor futuro
hilando brocados de tácitas consignas
como tu promesa de volver al nido.

Los muros grises, grises los rostros,
gris el futuro ante la carencia de libertad.
Como vuelo de pájaro se desvanecen las utopías.
Así, como deserta tu amor ante esta insatisfecha sed
huyendo entre los tiburones citadinos
y los aullidos de mi alma.

Por estas calles habitadas de frustración camino,
el desánimo del viento agobia mis pasos,
voy contando los botes de basura rodeada de basura
las costillas de los niños jugando entre ruinas.
Los hombres pretenden reanimar su fe muerta,
tan muerta como la libre expresión,
tan muerta como mi muerto anhelo
que también en la basura busca tus promesas de amor.
XXII


Cuántos inmigrantes buscan su pasado en el espejo del mar
la mano del artesano en la espuma globalizada
y sólo encuentran esta ciudad de tacones altos
brazos tatuados con dragones chinos
peinados multicolores
manecillas de relojes trabajando presurosas
al ritmo de esta ciudad que vive para el consumo.

Esta ciudad tan primer mundo,
remolino de sonrisas tan duty free
con mujeres de senos tan barby
hombres pókar con maletín de cocodrilo
y el corazón en los bolsillos latiendo.

Mientras sus hijos hacen fila en los Mac Donalds,
hacen fila para enlistarse en la marina,
piden al cielo respuestas a tanta guerra inventada
rezan para mantenerse vivos entre las balas de lo absurdo
pero regresan clasificados en bolsas negras
a escuchar las notas de un desconocido himno.

Esta ciudad de picos en el cielo
ha tenido que aprender a vivir en roja alarma.


XXIII


Una ciudad pequeña con olor de agua dulce,
la estatua de un héroe cabalgando el silencio de un mendigo;
las calles se pueblan de ambulantes de anhelos
añoran abundancia con gritos de gaviota;
los autos ya no emiten grises impuros,
no hay más gasolina para arrancar motores,
ni los jóvenes reclaman garantías con grafitis,
todos han emigrado en busca de nuevos aposentos.

Esta ciudad de viejas doncellas ha perdido la esperanza
el sueño imprescindible que los urgía a elevarse.
Una brizna de sol en sus ojos hoy duerme
Y esta noche rompe el silencio para abrazar una quimera.


XXIV

Se me escapa tu recuerdo.
Amor
se me escapa como sonrisa ante los altos precios
como el negro humo de fábricas viejas
y el calor de una choza en invierno.

De tus besos se me escapa el recuerdo
se me escapa como evidencia de fraude electoral
como terroristas de la CIA al gendarme del mundo
y los sueños de libertad al preso político.

Desaparecerás de mi vida de un momento a otro
como el mínimo salario de un obrero
como el calor de hogar al inmigrante
como la vida a los niños de Bagdad.

Estoy a punto de olvidarte. .
Amor
A punto de olvidarte
como la justicia se ha olvidado en mi país.



XXV


A levantar mi voz de hembra vengo a esta ciudad
a reclamar luz a este gobierno dirigido por escorias
donde las madres sobre la tierra se arrodillan
donde yacen tantas hijas insepultas.

Hoy me encuentro en esta ciudad de violentados vientres
de quebradas cinturas bajo el peso del macho
los tallos de flores recién abiertas rotos,
la sombra del silencio crece en las calles
ante las plegarias la tierra estremecida aúlla
del destruido futuro de tantas mujeres
de anónimos rostros.

En la noche las ánimas crepitan de horror
en ésta ciudad de cenizas esparcidas
y los retratos familiares desfilan con pancartas
¡No mi hija, ni una muerta más!



XXVI


Aquí la tienes otra vez
en esta ciudad de católicos fervientes
suplicante y con el alma andrajosa.

Tocando con el corazón el abismo de tu puerta,
entretejida a las venas de un crucifijo está.

Sí, aquí la tienes en primera fila
arrodillada ante ti porque la muerte le llegue.

¿Acaso no escuchas el sangrante aullido
que de su corazón brota?

Se ha convertido en alarido de sombra
rondando escalera abajo por la vida.
Un agujero más de la tierra.

Le arrancaste la mitad de si misma.

Y no me digas que desde el cielo por ella reza
y a distancia un par de alas cuidan su camino.

¿Qué racimo de palabras acallarán tanto dolor?
¿Qué consuelo puedes darle para continuar viva?

(En un frío cajón descansan los mutilados restos de un hijo
y el corazón sobrecogido de una madre).

En esta ciudad de drogas y secuestros,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.


XXVII


En ésta ciudad donde los aullidos de muerte encienden la oscura esfera de la noche,escucho el tic tac de tu corazón que se duele
por los cuerpos mutilados de tantos niños
niños que podrían ser nuestros hijos
padres que podrían ser nuestros padres
en una guerra desposeída de verdad.

Y yo que muero de amor,
de incertidumbre muero,
muero sin tener noticias tuyas
y busco tu nombre en el periódico
algún rastro de tu rostro
alguna advertencia de que sigues vivo
que has podido escapar de la odiosa ambición
de un país por quedarse con los gasoductos.

En ésta ciudad de melodiosos rezos
uno mis plegarias por la vida.
No permitas Señor
que extingan esta parte del planeta,no lo permitas.
No te apiades de aquel que con su odio nos extermina,destrúyelo, piérdelo en su propia penumbrahecho de sangre maldita e insanas tinieblas.No lo perdones,
dale un ejemplar castigo,
déjalo vivir como un ángel leproso
que sólo así tendrá ocasión de pudrirse
y descomponerse en el infierno.

XXVIII



En ésta ciudad,
la esperanza matiza exiliadas caligrafías
en una línea de agua,
párrafo tras párrafo
letras finas.

Una avalancha fugaz de respuestas venía al encuentro de todas las preguntas.

Cada renglón de siluetas dibujadasal llegar a puerto gritaba su moribundo mensaje, pero al silencio volvía.

Desde un eclipse de sol, de sombra a sombra,
de luz a luz rodaban por la tierrapalabras desconocidas:

Paz,
Libertad,
Justicia.


XXIX


¿A qué cielo iremos a parar
cuando harta de tanta sangre
bulímica la Tierra nos escupa?

¿A qué infierno llegaremos
cuando esta sociedad nos estrangule
y sólo queden ratas
sobre la tierra extenuada de egoísmo?

¿Bajo que noche podremos escondernos
donde las estrellas no estén sucias
por tanta sangre derramada?

Bajo una sintética luna rodeada de negro,
ahí
tal vez
volvamos encontrarnos.
XXX

Donde germina la luz por los vitrales,
donde el grito de los desposeídos
en los pasillos es luciérnaga moribunda
aquí, en esta ciudad de gargantas agotadas
de recias ataduras religiosas
es donde mis manos por tu espalda centellean.

Esta ciudad donde el viento jamás descansa
y la pesadumbre del cielo nos acongoja
con tanta lluvia de ahogados reclamos
calles y calles cubiertas por negros velos
mujeres fantasmas al filo de la vida,
aquí donde vine a pervertir tu virgen llanto
hurtando suspiros a tu cuerpo
doy un puñetazo a tus creencias
que se rompen ante la imagen satisfecha de tu espejo.


XXXI

Me encuentro aquí, en esta ciudad de húmedos insomnios
donde decrépitos viejos sin futuro somos
hilando interminables recuerdos
entre albos muros y sonar de ruedas.
Espectadores del declive de la vida
esperando el domingo de visita,
somos.

Me duele esta ciudad sin clorofila,
de cuartos con olor a desinfectante
y el sabor de las papillas
de aquellos campos cuando fuimos niños
el perfume regresa a la memoria .


XXXII


Esta ciudad descubierta hace cientos de años
es ahora un trozo de encanto
sus campos han perdido la serenidad de su peinado,
su ríos ahora son bigotes sucios.
De nosotros sólo queda el recuerdo del humo y lo bebido
busco música
busco melodía
la nueva realidad
en el llanto jubiloso de los restos de esta ciudad.

Hace años eran de aquí
con exceso de educación y olor a gardenias
que partían las cadencias del tiempo
hoy, todo es un gran burdel de sucia política.

Este año fatigado viene el viento.
Este año mi cuerpo lleno de torturas está.
Este año vago como en el Gran Canal de Xochimilco
y creí tener buenas cobijas
pero no es más que un demonio de agua sucia.


XXXIII


Tantos aviones por estos cielos pasan
tantos aviones para un aeropuerto solo;
mi cama se estremece con el aire de sus alas,
pasan tan cerca, tan sonoros, tan bailando,
como tus caricias sobre mi piel hirviendo
tantos aviones no caben en el mismo aeropuerto.

Cada ferviente católico escoge sus santos
cada hombre
la mujer que ha de levantarlo
cada mujer
al hombre que amará por siempre.
cada pueblo sometido
sus héroes a salvarlo,
¿quién será el que redimir pueda esta ciudad
que respira con pulmones saturados de plomo,
donde no existe nadie que sepa gobernar?.


XXXIV

En ésta ciudad de mullidas copas de árboles
donde el agua cae en el lugar de la huída,
fuimos eco de ángeles fugases
alas retozando en brisas de anhelos
sol atacando con premura los fríos efluvios
dulces labios de estrellas unidas de ausencia
y luego un nauseabundo despertar sobre espinas.

Si, en ésta ciudad perdí tu anillo que sujetaba mi obediencia
lo extravié en la pueril sombra del infinito de reclamos,
la ropa interior de la cordura quedó hecha jirones
y cabalgué desnuda sobre manantiales de nieve
jinete invisible de un incipiente verano seco.

El ultimo gemido de ésta ciudad perfuma mi plumaje,
llevo un collar de lágrimas prendido al recuerdo,
y las palabras soeces depositadas sobre un mes de julio.

Te encolerizan los grises crepusculares de mis dudas,
no puedes evitar maldecirme en la penumbra del lecho
y brilla el odio enjugando todas tus promesas.

En el limbo del lenguaje tus juramentos brillan
praxis del movimiento oscilatorio donde todo termina
reloj, vida, brújula,
oasis inundado de agua turbia.

En tu norte hay grandes vacíos de viento
los astros son ansiada mortaja para el invierno del alma
sus orbitas de velamen oloroso ya no inmutan mis sábanas
hundes barcos en el reino invisible de la no creencia
mientras tu cuerpo sigue siendo pájaro que arde
volando en rededor de cualquier nube que pasa.

Cabalgas el fuego amándome con lujuria
arremetiendo sin respetar mi esquivo cuerpo
aún sabiendo que mi amor es una briosa ave,
que ha prendido a volar sin dueño.





XXV


En esta ciudad de revistas, etiquetas y modas,
echémos a la basura los corsés que ocultan el vientre,
Brasieres de varilla y doble relleno
para levantar las uvas ya caídas.
Las pantys reforzadas que disimulan la piel de naranja,
Pantaletas violadoras de hilo dental.
Las incómodas y desechables pijamas sexis.

Destruyamos todo aquello que oculte, deforme o engañe.
No tratemos más de ser muñequitas de vitrina fina
Al diablo con las estilizadas piernas de Julia Roberts
con el busto de montañas de cera de Pamela,
o las pestañas postizas de actrices de telenovela,
las cremas ant-iarrugas,
anti-envejecimiento
anti-vida.

Al carajo con todo tipo de joyas que nos aten
sobre todo anillos de compromiso,
relicarios con fotos añejas,
medallones con iniciales de nombres propios.

Muera todo aquello que signifique propiedad de otro,
la inseguridad de estar solas,
el miedo a ser nosotras mismas.


XXXVI


En esta ciudad cada minuto mure una canción de cuna
de una hija que no nacerá
por el pecado de ser hembra.
La extraerán mil cuchillos del útero de su madre
y por estirpe podría ser emperador si hombre fuera
pero es luna, es mar, es loba, es mujer.

Mi congoja se suma a al llanto de la noche,
Y quisiera morir de vergüenza por aquél que nos humilla,
de arder en la hoguera de la fiebre mortal de los magnicidios,
dolerme en las hojas pisoteadas por los varones reyes,
de gemir en las ramas que braman con el viento.

En esta ciudad sobre poblada todas tenemos culpa
de ser partícula ínfima de otra hembra,
porque no habrá bienvenida
sólo una imaginaria tumba.

Éstas leyes absurdas no matan con el mismo cuchillo
a ellas y a ellos,
porque ellas morirán antes de haber nacido
por ser hembras.



XXXVII

En esta ciudad donde se ha perdido la inocencia
guardo bajo la alfombra un magnífico vestido blanco,
el collar de perlas negras de mi madre,
y el anillo de diamantes de la abuela...

Soy mujer de cien dólares la hora.

Más allá de la piel y sus quehaceres,
del movimiento de marea baja en la playa,
de la punzante risa que calcula los placeres,
Soy noche sin pijama peinando el tiempo,
gravedad de ópalo hirsuto bajo distintos cuerpos,
Mujer que borda con hilo rojo los delirios.

En esta ciudad donde fracasa cada minuto un macho
en su obstinación por ser el mejor amante
yo,
con mis gemidos de consagrada actriz,
logro formar de un trozo de cristal un brillo de infinito.

Un distraído me ha regalado exóticas joyas como juramento
el inocente cree que mis manos podrían amasar pan para el desayuno
usar delantal, rulos y zapatos bajos,
mas ha olvidado que soy mujer de cien dólares la hora
y me he encariñado con los deleites de este oficio.

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