miércoles, 20 de junio de 2007

POEMARIO VINO ROJO/ LINA ZERÓN

Ed. Unión y UNEAD, La Habana, Cuba, febrero 2003





CAMPANAS Y LATIDOS

Amo. Corto el viento con el filo de mis senos
mientras atrapa mariposas el enjambre de mi pelo.
Disfruto gota a gota tus gemidos,
desfallezco cuando saturas mi grieta de existencia.

Amar es sufrir en azul cuando huye tu palabra,
es zurcir juramentos y besos a la tierra,
de mirlos rebosar el alma,
oír en las caricias campanas y latidos
y volver a tocarte y sentirte aun entre mis sueños.

Amar es renovarme y renovarnos
mientras devoras mi cuerpo con tu cuerpo.

Es permanecer con tu piel enredada entre mis dedos.







VINO ROJO


He renacido.
Comienzo por balbucear,
por renombrar las cosas.
Traigo en las venas tu rojo vino,
ese abismo que separa se mide en tiempo.
Tu mirada es un búcaro de miel cuando me mira,
tu voz es manantial, ternura que me inventa,
y este dolor que punza nostalgia de ti se llama.

No necesito más palabras.
Tus manos, musicales flores.
Tus besos, fulgor en mi navío.
Mi penumbra ávida por tu sexo tiembla.
Tu entrega, calor que me mantiene húmeda.





EN EL DESNUDO MAR

Duermo en la ondulación de tu cuerpo.
Besándote despierto y besándote duermo.
Sueño con el mar desnudo de tu piel.
Desnuda duermo para tenerte en mí desnudo.

Te visto con el calor de mis labios
y mi tibia boca te desviste.
Mis ojos brillan como el viento
que sostiene a los pájaros
que hoy por ti se desgajan.

Con frescura de campo mis labios muerdes,
a la orilla de un río sofocas mis calores.
Tu fuego cultiva gardenias en mis muslos
y salvaje te ofrezco mis senos
para en ellos colmes tus delirios.

Calor de mi cuerpo develan tus manos,
mis ondas tu espuma dibujan
para trastocar mi flor con tus besos.

En tu espada de hierro vivo
y como mariposa de tu hechizo
palpitante
al fuego vuelo.

Siento los dedos de tu estruendosa lengua
mi vientre saturado de rocío.

Y entonces te beso.
Te beso y te digo amor
con el entrecortado respirar de mi pecho.




CON QUÉ CONQUISTARTE


Vestida de rojo y blanco te ofrezco
un ramo de iguanas
dos metros de miedo
tres frescas magnolias
un agitado “te quiero”.
Y entre tanto te regalo
un poema que acaricie
un beso que se prenda a tu cuello
y de temblores te invada
el cuerpo.

Te daré todo.

Tropel de palabras huecas
mi silencio
el fulgor de mis recuerdos
los nardos de mis pechos.

Todo con tal de conquistarte.





VENTARRÓN DE SONIDOS


Tu imagen transita todavía
por estas avenidas.
Tu aroma convoca la tarde
y ofrece de beber a las golondrinas.

Es cierto.
Como ventarrón de sonidos,
como edificios colapsados
todavía golpea mi boca
el calor de tus besos.

Mis sueños darán sentido a tus manos.
Tu voluntad trasmina mi piel
y desflora mi ropaje.

Recibo amorosa las aguas de tu río.





ARENA DÓCIL


Tanto te pienso en la distancia
que esta ausencia no alcanzo a contener.

En la luz ingenua de mis ojos
en mis agudas sombras
se agitan tus aguas.

Y tanto a la distancia te acaricio
que te tornas arena dócil en mis labios
visionaria onda entre mis muslos
perpetuo designio en mis afectos.

Tanto te amo a la distancia
que a corta distancia te amo.

Vuelvo a ti como recién nacida.





PERFECTO PERFIL

Nostalgia. Zureo de agua.
Arrancamos ya la sombra del absurdo.
Oceánica sed de poseernos
en esta suspendida lágrima.

El amor recuperó su aliento:
nuestros cuerpos gozamos.
Y los astros sorprendidos.

No somos fragmentos de incienso
ni hogueras restringidas
ni gemidos desmembrados.

Fogosas luces somos,
contundentes bocas,
Llameantes muslos.

Armoniosos navíos ensamblados somos,
perfil perfecto en el espejo.




ENTRE AROMAS


Ayer deshojaste la margarita de mis labios,
te di a probar bajo mi blusa las granadas,
abrí la puerta de mi rubor interno
y llegaste incontenible a mi rotundo océano.

Hoy tu saliva se mezcla en mis aromas,
fluyen por tu sangre mis virtudes.





MIEL DE LUNA

Anclada tú me tienes de plata espada,
como fantasma a esta tierra anclada.
Ya se dilata mi cuerpo,
mis pulmones ya se expanden,
mi corazón y páncreas
cuando este afán no apagas.

De miel de luna satura tu espada,
de jadeantes rojos,
de hechizos de agua.
Ya regálame la plata
para hacer una cadena
que ate a mi cama tu espada.





TRANSPARENTE PIEDRA


Rasguño de tierra,
lluvia anclada eres.
Nostalgia de agua pura,
transparente piedra.
Tiempo que gime:
árbol que arde
como sabio amor.





CORAZÓN A PIEL

Escúchame:
Hoy conjuro tu nombre.
Lo zurciré a la carnosidad de las olas
y corazón a piel combatiré contigo
hasta languidecer en el destierro de tu cuerpo.


EVIDENCIA


Mi piel nunca será cercada frontera
ni apacible galaxia
ni éxodo de golondrinas...
Será flama que asciende,
desciende
y asfixie tu piel en llamaradas.
Nuestras danzantes lenguas rojas
cuerpo abajo rodarán
hasta sucumbir
a voraces caricias.









DENSA LEÑA


De tanto deseo mi impudicia se crispa
y fluye en mi nácar la brea de tu árbol.
A tu cielo me aferro,
a tu aire,
al recuerdo.
Como densa leña al fuego tus piernas arden.

Despliega en mis mares tu vela,
tu mástil penetra el fondo de mis aguas.

La inquietud de tus anguilas manos
dame.

Dame tu hospitalaria boca,
tu reptil deseo.



COMO BARCA

I

Me aferro a la distancia envejecida.
Me vuelvo agua curva del cielo.
Mi dolor se purifica en la espera.

II

Soy un triste girasol nocturno
que se deshoja lentamente
intentando descifrarte.

III

Junto a mi cresta levitaste
campanas en la aurora de mis muslos.

IV

Columpio de carne viva somos,
flores de sol carcomiendo el borde de una cama.

V

Agudo guijarro mis deseos.
Para llegar a ti
construyo como barca el Verbo.




INVISIBLE BRASA

Vives en mí.
El tiempo no sucumbe.
Uno somos
- día y noche -
inequívoco destino.

Conjuro de voces
suspendidas en un perpetuo segundo
nuestros cuerpos sinfonía son.

Ojos de nube,
afiebrado viento,
prisionero fuego entre dos aguas.
De mis huellas la flama serás ,
invisible brasa de caricias,
milagro y desvarío siempre.

Espesura de crepúsculo,
torbellino de bocas
con las mejores Arias endulzada.






CATEDRAL DE MILÁN


Olvido las crestas de los Alpes.
En mis arterias laten campanadas.

Catedral de Milán
que inventas la magia del ocaso
y de la aurora.

Generosa surges
para regalar la luz eterna
a los más ciegos.

(Si volviera el vacío,
si volviera el llanto rojo de los cielos
manarían mis desnudos gemidos
y un “te quiero”).



ERGUIDAS OLAS


Soy caracola en ondulada arena.
Huelo el mar, conjuro la oscuridad.
Erguidas las olas me acosan.

No huyo.
Tiemblo.

Aguardo la voz amada,
la dulzura que me envuelve.



JARDIN EN LLAMAS

Te amo porque tus labios
saben a claveles y magnolias,
tu espalda a frescas hojas,
tu pecho a trino de gorriones,
tus piernas a rojo sauce,
tu sexo a enjambre de abejas.

Porque tu cuerpo es fuego de artificios
que explota en horizonte nuevo
se inundan mis entrañas de sonidos.
Los jugos de mi almendra
a incienso de violetas huelen.

En tus dedos infinita noria soy.
Me acaricias con ternura de algodones,
colmas mi vientre con frutos esmeraldas.

Porque eres curva perfecta
que se amolda a mi cuerpo
conviertes en jardín mi corazón en llamas.





SUAVIDAD DE ALMENDRA


Tu amor:
aliento de flor entre la hierba,
panal de leche,
suavidad de almendra.

Enigma de bosque:
atribulado saltamontes
en mi tierra.




TUMULTO LUMINOSO

Sol enroscado en un abrazo,
murmullo de pájaro en las hojas.
La brújula de un rebaño en la montaña
las cimas al mundo ya protegen.

Te regalo el furor de mis manos,
el trepidar de un beso;
del cielo el tumulto luminoso,
lámpara de arena
que separa del fuego la distancia.





CREPITAR DE AGUA

Con el cuerpo fragmentado
cual arrepentida sombra llego a ti.
Vestida de insomnio
por el sendero que rodea el vacío
a ti vuelvo.

Porque conservas cada una de mis formas,
la zozobra de mis labios,
los colores de mi puerto;
porque soy llave imprudente que abre tus deseos,
crepitar de agua en el desierto.

Volvemos a nosotros
porque aún sin tocarnos nos tenemos.






VAPOR EN LLAMAS

Eres suspiro de vulnerada boca
entre mis contorciones de pez azul
de mis urgencias vértigo.

Vapor en llamas,
amoroso secreto musical eres,
copiosos clamores de placer,
íntegras mañanas con sabor a naranja.

Avalancha de sudores,
mezcla de manos y lenguas
concierto de armónica piel,
palabras entre efímeras sombras.

Célula que se gesta en mi ombligo eres.





AZULES ABSOLUTOS


Conozco el canto de la niebla,
bebo del llanto de la noche,
y del amargo abismo del olvido.

Hoy grabo estridentes colores,
en mis alas.
Conviertes la mañana
en azules absolutos sin demonios.

A tu amor me rindo.
Reconozco que a tu lado
el alba no es del todo mentirosa.


BRILLA MI BOCA

1

Cuánto amor,
cuánto deseo,
cuánta humedad en mis sábanas.
Y tú tan lejos.

2

Brilla mi boca.
Se amolda mi lengua.
Los corazones transpiran.




DESNUDAR LA VOZ


En la costa del verano
nuevos vientos arden,
en el rescoldo de latidos
tus manos retozan.
Fracturas tu silencio
en el voraz paladeo de otros trinos.

La mañana trepa sin caricias,
mi cuerpo tus días mora.
Como perversa hiedra
en cada encuentro efímero
asida a tu carne estoy.

No me importan las cenizas a tu paso:
tus aguas sólo en mi pecera arden.

En el atardecer de tu vida,
Soy iracundo bramido de sirena.
.






SOMBRIO REFLEJO

Me lastiman tus ojos que destrozan
con impaciencia mis contornos.
Tus manos que pordioseras sobre mi cuerpo se tienden.
Tu sexo
que falto de esplendor,
prefiere huir temprano de la fiesta.

Qué lástima saber que ningún poema recuerda ya
en mis adentros tus espasmos.

Salvo yo en ti
nada eres.





HORIZONTE LABERÍNTICO

El silencio no miente.
Ni la oscuridad.
Tampoco miente la distancia.

Huérfana pupila soy,
torturadas aspas de molino,
desandado cuerpo,
castrada mariposa.

Soy un espectro en el jardín,
gusano que vegeta,
horizonte laberíntico sin ti.

La falsa ondulación de tu cuerpo ya no miente.




AIRE INERTE

Reina de las profundidades de la tierra,
fiera devorando la vida,
brazo de río en medio de un océano enfermo soy.

No siento mi carne.
Nada sostiene mi esqueleto.
Mi lengua está agrietada y ciega.
Mis abismos en silencio te reclaman.

A la rosa rosa dejé de contemplar,
al verde campo verde.

Me volví sombra.

En blanco y negro vivo.

Y el miedo no se aleja.
Este miedo habita lo insondable,
se vuelve ojera en mi rostro,
aire inerte en mis pechos,
maléfico recuerdo.

Ahora un vendedor de sueños
gesticula tu nombre en el vacío.

(Y yo me he quedado sin monedas).



FRUSTRACIÓN

Nunca he logrado con eficacia
huir de mí misma.
Hago ineficaces intentos
por rescatar los restos de mi vida.
Pero en tus manos siguen.



CASCARITAS DE OJOS

Escucha tú,
árbol de pan y miel:
hoy tengo deseos de llorar
y gemiría con cualquier palabra:
cruz de filigrana,
ropero,
coca-cola,
nostalgia de ti.

Te invito una taza de café
endulzado con cascaritas de ojos.

Lloremos juntos hoy
en todas las esquinas,
en los parques y en el metro,
en la tina y en los bares
por el amor que nos tuvimos,
y hoy es pájaro muerto
en nuestras manos.




¿QUÉ SERÍA DE MÍ SI TE PERDIERA?

Húmeda sombra,
hoja al viento lacerada;
espesura azul mis ojos,
una astilla de sal mi sexo.

Si te perdiera
mis labios serían contritas hojas,
inmolada piel mi espalda,
envenenada rosa de oscuridad mis pechos.

Si te pierdo...
errado camaleón será mi cuerpo,
desconsolada gruta,
aves de rapiña mis silencios.

Sin ti
soy un despojo.

Interminable carga de recuerdos.





MELANCOLÍA

La tristeza precipita todo.

Como sombra explota,
corre y se esconde en la comisura de mis ojos,
en la delgada línea de los labios.
Negra entre los muslos se acumula,
vuela sobre el horizonte del ocaso
y en densa garra de llanto se convierte.
Mas atraparme no podrá nunca
porque tengo en el espíritu mucho fuego
aunque escasa lluvia en el corazón.





VACUIDAD

Ningún amuleto puede hoy
contra tanta tristeza
contra tantos espacios baldíos
que en esta soledad se yerguen.



TRUENO VERANIEGO

No manipules mi corazón.
No descifres la luz.

Ya no eres trueno veraniego
ni ardor de rayo.

Indestructible volverás a mi hojarasca.

En un despertar de luna
eres tacto de perverso cóndor.



HILO ACIAGO

Entre lienzos de espinas,
sobre cortante filo,
en el hilo aciago de la ausencia
te amo.

No puedo lavar el rostro del viento
o esperar que la eternidad cante
para huir de la orfandad.






INMOLADA GAVIOTA



Hoy enterré el amor junto a tus restos,
sembré en tu lápida coaguladas lágrimas
para cultivar amargas espinasen honor a ti.
Soy degollado canto de sirena,
inmolada gaviota que vuela sin horizonteun
arrastrar de fantasmales cadenas.



CASCARAS ROIDAS

El crimen se pasea entre las sábanas,
enciende su pasión el bardo tigre.
Una fina tela desgarrará el verdugo.

Cruel gangrena el instinto:
roja tinta sobre sedas,
roídas cáscaras sobre el cuerpo.

Expuestas a la rapiña del macho
bordan el ebrio luto del destino.

Sólo algunas pueden escapar
de ser presas de lo absurdo.





IMAGEN COTIDIANA

Este desánimo eterno y pegajoso,
esta intransigente búsqueda perfecta de ti.

Ya no hay lunes malhumorados
ni eufóricos viernes
ni domingos depresivos.
Ni siquiera soy simétrica como los miércoles
ni me parezco al aburrido jueves.
Debería inventar otros nombres a los días,
restarle semanas a los meses.
Tal vez regresaría el ánimo de continuar aquí.

Debería abolir las tardes de lectura,
los arrumacos en los parques
de parejas clandestinas.
Abolir nuestra imagen cotidiana,
tal vez tendríamos el ánimo
continuar aquí.



REPOSO AL OLVIDO

La sombra muere en los caminos.
Más allá de la arboleda
el viajero puede encontrar refugio.

Lejos del frío
opacas miradas buscan penetrar
fugaces evidencias.
Como el caminante anhela la luz de la posada,
como el borracho la ausencia de vacío en la botella,
como el amante el sollozo con que la amada sucumbe.
Cada uno busca su ceguera y su mordaza,
merecido reposo al olvido.

Cubiertos por la luna se ensanchan los caminos,
el deseo devora estelas en el alba,
los grillos tejen oníricos sudarios,
firmamentos ceñidos a mis sienes.

Cada jornada es una despedida,
un adiós a lo encontrado:
tenso el oído de lo nuevo al murmullo
dejo mi ser y ya no vuelvo.

No soy la misma ahora.





LA CASA

Llegó el momento de partir
el hogar en dos.
Bien:
Comencemos por los rincones donde las arañas
tejieron también su historia.
Hablemos de los muros y sus cuadros.
¿Cuál eliges?
¿El del día de la boda,
el retrato de la niña
o el de vacaciones en verano?
Quiero el antiguo bodegón
para recordar las comidas familiares.

Mira la casa:
permanece ahí
de pie
pero sin alma.

¿Con cuál alcoba deseas quedarte?
¿Aquella donde los gemidos
algunas vez fueron música perfecta?
¿O el cuarto azul
donde echó raíces la cuna para siempre?
¿O el jardín
donde todavía se columpian las sonrisas?

Deseo la terraza,
esa roja plataforma de minúsculos ladrillos
donde lluvias y palomas encontraron su refugio,
donde todavía transpiran las estrellas
y no hay sombra que oculte los engaños.

Te regalo los espejos
saturados de susurros, ecos familiares,
desfigurados rostros
que hoy se desangran en reproches.

Pero tienes razón:
Tal vez aquí ya nada nos retenga.
A la frontera tal vez llegamos
entre el amor que vacila y las cenizas.

Viéndolo bien,
no puedo partir en dos la casa:
te la regalo
con todo y promesas de futuros.

Como cortinas viejas
te regalo lo que queda:
este sombrío cielo
y este desvencijado viento
que dejaste al cerrar la puerta principal





DEJALOS QUE HABLEN


Del color que sean,
déjalos que hablen.
Que hablen
rojos o azules,
verdes o canarios.
¿Qué saben ellos de mí
salvo que soy un cuerpo?

Déjalos que de mí coman
que me pudra entre sus dientes,
que sirva de alimento a esta banda
de gusanos que se adherirán
a mi piel cuando por fin descanse.

¿Qué saben ellos de mí,
salvo que soy un dócil cuerpo?





CARBON ARDIENTE


Borrarme de la tierra es pretensión inútil.
Ni la fiebre que arrasa por las noches
ni los gritos que exprime de mi cuerpo
ni todo su veneno devorándome el vientre,
iracundo dolor que acecha.

Me niego a ser un gusano más del césped
o un trozo de carbón ardiente,
repleto cráneo de aserrín.

No soy polvo que vuelve al polvo
ni inútil obituario en los periódicos.

Soy más fuerte que las células nefastas
que se reproducen a diario.

Soy agua que arrasa los caminos,
turbulencia de duna en el desierto.

Conmigo no podrá la muerte.




MURMULLO DE AGUA

Hoy escribí tu nombre bajo la almohada
y no me sentí sola.

Eres presencia bienhechora,
ramas de lluvia en el recuerdo,
lágrima acunada en el latir del agua.




ASTILLA DE FUEGO

Dejé de ser sombra
confundida con la noche,
vigoroso tacto en la entrega,
loba devorando los restos de la Luna.

Raíz enferma eres,
repudiada agua por las piedras,
astilla de fuego en las heridas.

El magnífico tornado
hoy es lágrima de espuma.

El olvido es una ola que nunca se detiene.





HIPNOSIS DE MEDIA NOCHE

Hoy desgarré a la Luna llena.
Y aniquilé al negro cisne,
en tu pecho escondí el cuchillo;
entre mis piernas enterré
su cercenado cuello.

Ya no habrá hipnosis de media noche
ni lluvia entre mis senos,
no sangrarán mis ojos
ni aullara mi sexo.

Con el puñal del viejo cisne asesiné a la bruma
para renacer sin ellos.




COSAS DE VIEJOS


Cosas del alma
- me dijo mi madre -
dolores del alma
que sólo entendemos los viejos.

“Quisiera contarte
pero no me alcanza el recuerdo”.

Supliqué con los ojos,
y de su mano llegué
al jardín de los muertos.
”Hace ya muchos años
viví la agonía de un amor secreto,
de los que siembran cruces
e incienso en la carne.

Tengo las manos cansadas
de acariciarme en su nombre
- bajito me dijo mi madre-
de aquellas caricias
que incendiaron las noches.
Como apagada risa de niño
el dolor de perderlo fue inmenso”.

- Pero no llores- ,
me dijo mi madre;
esas son cosas del alma
qué sólo entendemos los viejos.




METÁFORA PERFECTA

Vivo acurrucada dentro de una piedra
creando poemas que la pasión me dicta
y no llegan a la imagen perfecta
que expertos en la materia demandan.

¿Qué no uso reveladores adjetivos,
que recurro a lugares comunes,
que no he aprendido de los maestros
ni técnica ni malicia?
E incluso borro de mi memoria la Diosa Blanca?

Y qué carajos me importan Lilith, Eva o Damiana
cuando de amor escribo,
cuando tanto siento
que suficientes palabras no existen
que describan la sutileza con que tu savia
perfuma mi vientre en las mañanas
o tus manos
orugas que se arrastran en mi cuerpo
se esparcen y el alma de vida colman
o esa pródiga boca que se adentra
en los misterios más profundos.

Evocar no puedo mitos y leyendas
cuando el placer me inunda
y sólo recuerdo que el sustantivo
verbo en tu cuerpo se convierte
y metáfora perfecta es la lumbre de tus labios
ardiendo en la sonrisa que mi ropa envuelve.

No hay comentarios: